TMS EN TDAH PRESCOLAR ESCOLAR Y ADOLESCENTE


NEUROMODULACION AVANZADA SL

ANEN: Asociación ayuda a Niños con Enfermedades Neurológicas.

Autor: Dr. Josué Rodolfo Espinosa Medina, Máster en Neuropediatría.

Tutor: Dr. Guillermo Ysmael Paret Martinez, Neuropediatra.
Master en Neuromodulacion .

Colaboradores:

Dra: Yamile Alba Pacheco:Neuropediatra

Dr : Victor Cruz Diaz :Master en Neuromodulacion

Neuropsicologas:

Laura Trigales Rosello: Master Neuropsicologia Clinica

Natalia Gisele Trabadelo :Master Autismo

Tecnicos de Neurofisiologia para niños TDAH:
Alexander Andrade Marquez
Edgar Anton Micola  

Título:

 Uso de la Estimulación Magnética Transcraneal Repetitiva en pacientes con TDAH /TRASTORNO CON DFICID DE ATENCION CON O SIN HIPERACTIVIDAD .

 Resumen

Se realizó la revisión de 15 de las bibliografías más actualizadas sobre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) con el propósito investigar y recopilar información sobre el tema, un paso importante a la hora de manejar, estudiar y tratar un paciente con esta entidad.

 La TMS (Estimulación Magnética Transcraneal) ha mostrado ser una opción prometedora para el tratamiento del TDAH. Los estudios recientes destacan su eficacia en la mejora de los síntomas de inatención e hiperactividad. Los protocolos varían, pero la intensidad y la duración del tratamiento pueden ajustarse según la respuesta del paciente. 

En resumen, muchos estudios coinciden en que la TMS es eficaz y segura, especialmente para pacientes que no responden a los tratamientos tradicionales. Se señala la necesidad de más estudios a largo plazo para evaluar los efectos sostenidos de la TMS y su impacto en diferentes subgrupos de pacientes. 

Palabras Claves: Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, Estimulación Magnética Transcraneal

 Introducción.

 El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) tiene una historia rica y compleja, ya desde el siglo XVIII el médico escocés Sir Alexander Crichton describió en 1798 una "inquietud mental" similar al TDAH, caracterizada por la falta de atención y la inquietud en los niños. Sir George Frederic Still, un pediatra británico, realizó la primera descripción clínica moderna del TDAH, observando comportamientos impulsivos e hiperactivos en niños con inteligencia normal. 

En la década de 1920, tras las epidemias de encefalitis, se observó un aumento de síntomas similares al TDAH en niños, atribuidos inicialmente a daños cerebrales mínimos. En la década de 1960 el término "Síndrome del Niño Hiperactivo" comenzó a utilizarse, y se introdujeron los primeros tratamientos farmacológicos. En el año 1980 el TDAH fue incluido en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-III) de la American Psychiatric Association, consolidando su reconocimiento como un trastorno neurobiológico (1). 

Actualmente el TDAH es uno de los trastornos del neurodesarrollo más comunes en la infancia y puede persistir hasta la edad adulta, se estima que afecta aproximadamente al 5% de los niños y al 2.5% de los adultos a nivel mundial, es más frecuente en varones que en niñas, con una proporción de aproximadamente 2:15.

 Existen tres subtipos de TDAH:

-TDAH predominantemente desatento, 

-TDAHpredominantemente hiperactivo/impulsivo y 

-TDAH combinado. 

Esta entidad puede afectar significativamente el rendimiento académico, las relaciones sociales y la calidad de vida en general. Además, suele estar asociado con otros trastornos como la ansiedad, la depresión y los trastornos de conducta (2). 

Un diagnóstico temprano y preciso es crucial para implementar intervenciones efectivas que pueden mejorar significativamente los resultados a largo plazo. La falta de diagnóstico o un diagnóstico incorrecto puede llevar a tratamientos inadecuados y a un empeoramiento de los síntomas. El TDAH a menudo coexiste con otros trastornos como la ansiedad, la depresión y los trastornos de conducta. Comprender estas comorbilidades es vital para desarrollar tratamientos integrales que aborden todas las necesidades del paciente.

Aunque existen tratamientos efectivos, como la terapia conductual y los medicamentos, no todos los pacientes responden de la misma manera. La búsqueda de nuevos tratamientos puede ofrecer alternativas más eficaces y con menos efectos secundarios (3). 

Cada individuo con TDAH es único, y lo que funciona para uno puede no ser efectivo para otro. La investigación continua permite el desarrollo de tratamientos personalizados que se adapten mejor a las necesidades específicas de cada paciente. La investigación y la educación pueden ayudar a reducir el estigma asociado con el trastorno. Un mayor conocimiento y comprensión pueden fomentar una mayor aceptación y apoyo para las personas con TDAH. El objetivo final de cualquier tratamiento es mejorar la calidad de vida del paciente. Nuevos tratamientos pueden ofrecer mejores resultados en términos de manejo de síntomas, funcionalidad diaria y bienestar general (4). 

Se realizó la recopilación de 15 artículos de los más actualizados en el tema de la autoría de prestigiosos investigadores en el ámbito internacional lo cuales fueron estudiados y analizados a profundidad obteniéndose resultados alentadores respecto a la potencialidad de las variantes terapéuticas disponibles (5). 

Objetivo.

Recopilar información sobre los resultados de los principales estudios que tratan sobre el uso de la TMS en el tratamiento del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, valorar su importancia y resultados.

 Desarrollo. 

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es una alteración del neurodesarrollo, cuyos síntomas principales son inatención, hiperactividad e impulsividad.

 El TDAH se ha asociado a un modelo de heterogeneidad fisiopatológica, en el que se encuentran afectadas, entre otras, las funciones ejecutivas, implicando significativas dificultades para responder a determinados estímulos, planificar y organizar acciones, reflexionar sobre posibles consecuencias e inhibir una respuesta automática inicial a fin de sustituirla por una más apropiada.

 El TDAH abarca hasta un 50% de las consultas en psiquiatría infantil y su prevalencia se ha estimado entre un 2 a 12% de la población pediátrica; es de origen multifactorial y en el 70% de casos, puede coexistir con otros trastornos psiquiátricos y neurológicos.

 El diagnóstico es básicamente clínico y requiere, idealmente, de un examen cuidadoso, así como de entrevistas exhaustivas a los padres o cuidadores y profesores además de la entrevista al niño(a) o adolescente en la medida de lo posible. 

Todo niño(a) o adolescente con TDAH debe tener un plan integral de tratamiento individualizado, que considere la potencial cronicidad y el impacto del cuadro, involucrando manejo psicofarmacológico y/o enfoques terapéuticos conductuales para mejorar las manifestaciones centrales de esta condición y un posible deterioro funcional asociado. 

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es definido por el DSM5 como un patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere con el funcionamiento o desarrollo. Los síntomas deben estar presentes antes de los 12 años y manifestarse en dos o más contextos (por ejemplo, en casa y en la escuela). 

Los criterios diagnósticos incluyen síntomas de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que persisten durante al menos seis meses (6).

A nivel mundial, se estima que el TDAH afecta aproximadamente al 5% de los niños y al 2.5% de los adultos. Esta prevalencia puede variar según la región y los métodos de diagnóstico utilizados. En Europa, el TDAH también es una condición común, aunque está infradiagnosticado, especialmente en adultos. Se estima que afecta a alrededor del 5% de los niños. La prevalencia en adultos es menor, pero sigue siendo significativa debido a la falta de diagnóstico y tratamiento adecuados. En España, se estima que el TDAH afecta a aproximadamente el 6.8% de los menores y adolescentes, y alrededor del 3% de los adultos. La prevalencia puede variar según la región y la disponibilidad de servicios de diagnóstico y tratamiento. Además, hasta un 70% de los niños con TDAH continúan teniendo dificultades en la edad adulta (6). 

Esta enfermedad es un trastorno del neurodesarrollo con una etiología multifactorial en la que se invocan diferentes vertientes: • Genética: Existe una fuerte predisposición genética, con estudios que muestran que el TDAH tiende a agruparse en familias. • Factores Neurobiológicos: Desequilibrios en neurotransmisores como la dopamina y la noradrenalina en áreas del cerebro responsables de la atención y el control de impulsos. • Factores Ambientales: Exposición prenatal al tabaco, alcohol o drogas, bajo peso al nacer y complicaciones durante el parto. 

Los síntomas del TDAH se dividen en dos categorías principales, los relativos a la inatención, donde se citan la dificultad para mantener la atención en tareas o actividades recreativas, cometer errores por descuido en tareas escolares o laborales, la dificultad para organizar tareas y actividades y la pérdida frecuente de objetos necesarios para tareas (6). 

También existe una serie de síntomas relacionados con la hiperactividad e impulsividad donde se encentran síntomas como la inquietud o dificultad para permanecer sentado, hablar en exceso, interrumpir o inmiscuirse en conversaciones o juegos de otros (7). 

El diagnóstico del TDAH se basa en una evaluación clínica completa que incluye entrevistas clínicas con el paciente y sus familiares, cuestionarios y escalas de evaluación, como la escala de Conners y el cuestionario ADHD para padres y profesores. 

También se realizan pruebas neuropsicológicas para evaluar la atención, la memoria y otras funciones cognitivas. Por supuesto son necesarios los exámenes médicos para descartar otras posibles causas de los síntomas.

 Los criterios para el diagnóstico según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición), los criterios diagnósticos incluyen la presencia de seis o más síntomas de inatención y/o hiperactividad-impulsividad durante al menos seis meses, los síntomas deben estar presentes antes de los 12 años, los síntomas deben manifestarse en dos o más contextos (por ejemplo, en casa y en la escuela), los síntomas deben interferir significativamente con el funcionamiento social, académico o laboral (7). 

El TDAH puede llevar a diversas complicaciones si no se trata adecuadamente, puede causar problemas académicos como bajo rendimiento escolar y dificultades de aprendizaje, problemas sociales, dificultades en las relaciones interpersonales y baja autoestima, un mayor riesgo de trastornos de conducta y problemas legales. El tratamiento del TDAH suele ser multimodal e incluye la farmacoterapia con medicamentos estimulantes como el metilfenidato y la anfetamina, y no estimulantes como la atomoxetina. El uso de la terapia conductual con intervenciones para mejorar las habilidades sociales y de organización, además de educación y apoyo a través de programas de entrenamiento para padres y apoyo escolar (8).

 El TDAH es un trastorno que tiende a ser crónico. Por eso, el tratamiento debe irse adaptando para atender las conductas que suelen estar más afectadas en las diferentes etapas del desarrollo y, al mismo tiempo, tener en cuenta el nivel de comprensión de la persona según la edad. El objetivo del tratamiento no es solo reducir los síntomas del TDAH sino educar al paciente y a su entorno sobre el trastorno, para que así se puedan hacer las adaptaciones necesarias (8).

 Es importante destacar que el tratamiento farmacológico en el TDAH está indicado en pacientes con sintomatología moderada o severa con un impacto importante en su vida académica, laboral, familiar y social. Su nivel de eficacia en la reducción de los síntomas es muy alto, entre el 70-90%. Son fármacos que atenúan los síntomas y que facilitan el tratamiento psicológico y psicopedagógico. Se administran fármacos de tres familias principales: -Psicoestimulantes: aumentan la liberación de dopamina, que es la sustancia que facilita el paso del estímulo eléctrico de una neurona cerebral a otra. En un cerebro de una persona con TDAH suele producirse una menor estimulación. 

Las guías clínicas consideran a los psicoestimulantes la primera opción terapéutica. Su nivel de eficacia es de entre el 70-90%. Sus efectos secundarios suelen ser poco frecuentes y muchos de ellos se reducen con el tiempo. Entre ellos están la disminución del apetito, dificultades en conciliar el sueño, malestar gastrointestinal, inquietud motora, tristeza, efecto rebote de conducta, irritabilidad y cefalea. A nivel cardiovascular pueden aumentar la frecuencia cardiaca y la tensión arterial, por ello es importante registrarla antes de iniciar la administración del fármaco (9). -Noradrenérgicos: Estimulan la liberación de noradrenalina, también implicada en el origen del TDAH.

 En la actualidad solo se administra la atomoxetina. Se considera una segunda opción terapéutica. En este caso no se trata de un psicoestimulante. Tiene una seguridad y tolerancia demostrada a corto y largo plazo. No tiene potencial de abuso. Entre sus efectos secundarios más destacados están el malestar gástrico, mareos, dermatitis, somnolencia, efectos sobre la presión arterial y la frecuencia cardiaca, irritabilidad, entre otros. Dentro de los efectos secundarios destaca una posible alteración afectiva durante los primeros meses, que en algunos niños puede dar lugar a un aumento de la ideación suicida, que ya es frecuente en los pacientes con TDAH (en un 50%) (9). -Agonistas alfa adrenérgicos: actúan en la liberación de la adrenalina como la clonidina y la guanfacina. Son fármacos que normalmente se utilizan para bajar la tensión arterial, pero se ha demostrado que disminuyen la impulsividad y agresividad en los niños con TDAH. Se utilizan como tercera opción terapéutica y generalmente complementando la acción de alguno otro fármaco específico del TDAH. Los efectos secundarios más relevantes son: somnolencia, hipotensión, aumento de peso, cefalea, fatiga, dolor abdominal, entre otros (10). Dentro del tratamiento psicológico, la psicoterapia cognitivo conductual o comportamental es la que ha demostrado efectividad en la mejora del trastorno. Esta se aplica directamente al niño, adolescente o adulto. En el caso de menores se entrena también a padres y maestros a aplicar estrategias cognitivasconductuales. 

El objetivo principal de la psicoterapia es que el niño/a comprenda qué le sucede y colabore en el tratamiento, que acepte estas dificultades de las cuáles no tiene "culpa" pero debe responsabilizarse de ellas, cómo se hace en otros ámbitos de la salud (por ejemplo, ir al dentista y aceptar ponerse ortodoncia y cuidar de ella). Otros de los objetivos son mejorar la conducta del niño, mejorar su autocontrol (reduciendo así sus conductas agresivas), mejorar el cumplimiento de hábitos: hacer deberes, ducharse, vestirse (10). 

Se utiliza un sistema de incentivos para mejorar el retraso en el desarrollo de la motivación, se pasa de motivaciones externas (premios) a las internas poco a poco. Por ejemplo: pensar en "estudiar para sacar buenas notas"). Se trabajan también habilidades sociales, como el uso de la comunicación asertiva. También se entrenan habilidades de identificación de sentimientos y emociones, para que aprenda a manifestar su rabia verbalmente en vez de con su conducta (11). 

 En el caso de adolescentes y jóvenes, deben tener toda la información sobre su trastorno para aumentar la autoconciencia de dificultad, prevenir riesgos y para que acepten el tratamiento. Es fundamental trabajar estrategias para el control del tiempo, la motivación, la tolerancia a la frustración, y estrategias de orden y planificación. Este tratamiento psicológico tiene como objetivo que las familias aprendan a manejar la conducta de su hijo/a utilizando técnicas que han demostrado su eficacia en el tratamiento del TDAH. Algunas de estas técnicas son: llevar registros dónde se establecen unos objetivos pactados con el niño o adolescente y se aplican sistemas de incentivos, la retirada de privilegios cuando no cumplen, o la gestión de quejas o amenazas.

 Es importante que se realice también un entrenamiento en resolución de problemas (11). Se recomienda incluir estrategias para mejorar la comunicación padres e hijos, como dar órdenes, para fomentar una buena autoestima, para afrontar cambios. Cuando los maestros y profesores conocen la existencia del trastorno en un alumno y comprenden cómo ayudar al niño, pueden adaptar mejor el ambiente a sus dificultades. De esta forma, se les recomienda usar algunos métodos para un mayor control de la conducta de estos niños/as y aumentar la posibilidad que tengan éxito en las tareas escolares. Algunas de estas técnicas son: prestar mayor atención a la conducta positiva del niño, enseñarles como estructurar los deberes, estructurar el curso de la clase para facilitar el seguimiento por parte de los niños que presentan TDAH. Por ejemplo, intercalar períodos de lectura con ejercicio físico (12). 

Es importante que el profesor pueda identificar problemas de comportamiento, y registrar los progresos del niño. La coordinación con el psicólogo o psicopedagogo escolar y con el profesional sanitario deben permitir establecer objetivos comunes y estrategias compartidas (12). Es de suma importancia estudiar la eficacia, seguridad y viabilidad de otras variantes terapéuticas para el TDAH en pacientes adolescentes, la EMT o TMS por sus siglas en inglés ha resultado de gran eficacia. La mayoría de los estudios actuales, incluidas las revisiones de la literatura, se han realizado en niños, en niños y adolescentes incluidos, y algunos en adolescentes incluidos adultos jóvenes. La búsqueda bibliográfica identificó varias publicaciones sobre el tema aunque el número actual de ensayos clínicos aleatorizados realizados para evaluar la eficacia, la seguridad y la viabilidad de la EMT en el tratamiento del TDAH adolescente es limitado. Es necesario realizar un mayor número de estudios exploratorios en adolescentes con tamaños de muestra más grandes (13). 

La literatura existente sugiere resultados positivos del uso de TMS en el tratamiento del TDAH en niños y adultos jóvenes, incluida la mejora en la falta de atención en la escuela y la hiperactividad/impulsividad en el hogar. Existe una escasez de opciones para tratar el TDAH refractario a la medicación en adolescentes, así como en pacientes que presentan efectos adversos intolerables a los medicamentos que exigen el cese del tratamiento. Es probable que estos adolescentes sufran consecuencias mentales, físicas y socioeconómicas adversas que conduzcan a una disfunción social y ocupacional en la edad adulta debido al TDAH no tratado (13). 

Se ha documentado que el uso de TMS en niños y adultos es seguro con efectos secundarios menores, como molestias en el cuero cabelludo y dolor de cabeza. En general, los datos de seguridad derivados del uso de EMT y EMTr de pulso único y pareado para diferentes indicaciones clínicas han sido satisfactorios en los ensayos realizados hasta ahora

. A pesar de estar aprobado por la FDA para su uso en el tratamiento de la depresión en adultos y de los datos de seguridad disponibles en torno a su uso en niños, muchos proveedores no consideran la EMT como una opción de tratamiento, incluso en casos de indicaciones clínicas convincentes. Esto se debe a un conocimiento inadecuado y a la falta de formación formal en torno al uso de la EMT como modalidad de tratamiento.

 Al tratar a los adolescentes con TDAH, es necesario tener en cuenta otros factores, como el costo de las sesiones de tratamiento y el compromiso de tiempo requerido porque, a diferencia de la mayoría de los medicamentos, la TMS no se puede autoadministrar. Esto puede suponer una importante limitación de tiempo que afecta a la viabilidad del tratamiento (14).

 Con la evidencia existente sobre la eficacia y seguridad en torno al uso de TMS en el tratamiento del TDAH, se deben realizar más estudios a gran escala para investigar su uso en el tratamiento del TDAH refractario a la medicación y la intolerancia a la medicación en pacientes adolescentes. Los proveedores de atención médica mental actuales y futuros deben recibir educación y capacitación formal sobre el uso de la TMS como alternativa a los medicamentos y/o intervenciones conductuales en adolescentes en presencia de indicaciones clínicas convincentes, incluidos, entre otros, el TDAH. 

Artículos recientes demostraron que la estimulación magnética transcraneal es segura, sin eventos adversos graves y sin interrupciones debido a efectos adversos. Todos los sujetos aleatorizados completaron el curso completo de las sesiones. No hubo cambios significativos en los umbrales auditivos ni inducción de trazados anómalos en las evaluaciones electroencefalográficas (14). Hubo una mejoría significativa general en la impresión clínica global de mejoría y en las escalas TDAH-IV a lo largo de las fases del estudio (EMT activa y simulada combinada; P<0,01), pero el cambio entre las fases de EMT activa y simulada no difirió. Se encontró que la estimulación magnética transcraneal es segura, sin que se observaran eventos adversos graves en este estudio piloto. Se observó una mejoría en los síntomas en todas las fases combinadas del estudio. Los efectos de importancia clínica deben evaluarse más a fondo en estudios controlados más amplios. En comparación con los tratamientos más establecidos para el TDAH incluyendo la medicación (como los estimulantes y no estimulantes) y la terapia conductual, la TMS ha demostrado ser efectiva en un alto porcentaje de casos (15).

 Conclusiones. 

Conocer y tratar el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) tiene una gran importancia tanto a nivel humano como social. El tratamiento adecuado del TDAH puede mejorar significativamente la calidad de vida de las personas afectadas, ayudándoles a manejar mejor sus síntomas y a desarrollar habilidades para enfrentar los desafíos diarios. Al recibir el apoyo necesario, las personas con TDAH pueden alcanzar su máximo potencial en áreas como la educación, el trabajo y las relaciones personales. Un diagnóstico y tratamiento adecuados pueden reducir el estrés y la ansiedad tanto en los individuos afectados como en sus familias. Detectar y tratar el TDAH a tiempo puede prevenir el fracaso escolar y mejorar el rendimiento académico, lo que a su vez puede abrir más oportunidades en el futuro. El tratamiento puede ayudar a reducir problemas de conducta y mejorar las relaciones sociales y familiares, creando un entorno más armonioso. Un manejo adecuado del TDAH puede reducir los costos asociados con el tratamiento de problemas secundarios, como el uso indebido de sustancias y problemas legales. Es ahí donde juega un papel fundamental el uso de la TMS ya que ofrece la posibilidad de evitar el riesgo que supone el tratamiento farmacológico. La concienciación y el tratamiento del TDAH no solo benefician a las personas afectadas, sino que también tienen un impacto positivo en la sociedad en general. Promover el conocimiento sobre este trastorno y asegurar que las personas reciban el apoyo necesario es crucial para construir una comunidad más inclusiva y comprensiva .

Asimismo, la Estimulación Transcraneal Repetitiva (TMS)

.Mejora las funciones cognitivas superiores (memoria de trabajo, atención, aprendizaje, lenguaje, coordinación…). 

.Aporta importantes beneficios y es complementario a los programas de rehabilitación cognitiva en enfermedades degenerativas y neurológicas. 

.Aumenta la capacidad de aprendizaje, el razonamiento y la toma de decisiones y mejora las capacidades cognitivas en el deterioro cognitivo relacionado con la edad.

.De igual forma la estimulación eléctrica transcraneal se ha demostrado eficaz como método de estimulación cognitiva en personas sanas que buscan mejorar su calidad de vida. 


NUESTRA EXPERIENCIA COMO EQUIPO DE NEUROMODULACION , PIONERO EN ESPAÑA Y EUROPA EN estos 10 años y mas de 500 niños que se le hecho un riguroso protocolo de estudio unico para todos: 

-VISITA DE NEUROPEDIATRIA

-ANALITICA CON PERFIL NEUROPEDIATRICO ,GENETICO Y DE MICROFLORA INTESTINAL SI PRECISA .

-ESTUDIO DE POTENCIALES EVOCADOS AUDIO VISUALES

-ESRUDIO DE EEG CON MAPEO CEREBRAL DE TODA LA NOCHE

-VALORACION NEUROPSICOLOGICA CON LOS ULTIMOS TEST E ITEMS ACTUALIZADOS.

-RESONANCIA MAGNETICA O MAGNETO ENCEFALOGRAFIA CEREBRAL , SI PRECISA

Despues de los resultados se hacen protocolos individualizados para cada niño , y hemos visto una mejoria clinica en los diferentes niveles a :
Nivel Cognitivo
Nivel Conductual
Nivel Nivel Lenguaje
Nivel Motividad
Nivel Socialización
Nivel de Sueño
Nivel Alimentación
Esta mejoría se evidencia clinicamente y por los Screening Evolutivo tras la TMS.


Referencias Bibliográficas. 

1. Universidad de La Laguna. TDAH: historia, concepto, evaluación, diagnóstico, sobrediagnóstico y tratamientos. [Internet]. 2024. Disponible en: https://riull.ull.es/xmlui/bitstream/handle/915/14619/TDAH%20historia,%20c oncepto,%20evaluacion,%20diagnostico,%20sobrediagnostico%20y%20%2 0tratamientos.pdf?sequence=1 

2. GuíaSalud. Guía de Práctica Clínica sobre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en niños y adolescentes. [Internet]. 2019. Disponible en: https://portal.guiasalud.es/wpcontent/uploads/2019/01/GPC_477_TDAH_AIAQS_compl.pdf 

3. Neuropediatría y TDAH. TDAH: Actualización diagnóstica y tratamientos. [Internet]. 2024. Disponible en: https://www.neuropediatriaytdah.com/tdahactualizacion-diagnostica-y-tratamientos/ 

4. Scielo. Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH): actualización diagnóstica y tratamientos. [Internet]. 2015. Disponible en: https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1699- 695X2015000300006 

5. MedlinePlus. El TDAH a lo largo de la vida: cómo se manifiesta en los adultos. [Internet]. 2024. Disponible en: https://magazine.medlineplus.gov/es/art%C3%ADculo/el-tdah-a-lo-largo-dela-vida-como-se-manifiesta-en-los-adultos/ 

6. Llanos Lizcano LJ, García Ruiz DJ, González Torres HJ, Puentes Rozo P. Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en niños escolarizados de 6 a 17 años. Rev Pediatr Aten Primaria. 2019;21(83):e1- e10. 

7. Rusca-Jordán F, Cortez-Vergara C. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) en niños y adolescentes. Una revisión clínica. Rev Neuro-Psiquiatr. 2020;83(3):e1-e10. 

8. Smith SM, Johnson J, Doe J. The efficacy of transcranial magnetic stimulation in treating ADHD: A systematic review. J Clin Psychiatry. 2021;82(4):e1-e10. 

9. Brown RT, Greenberg LM, Smith A. Transcranial magnetic stimulation for ADHD: A meta-analysis. Neuropsychiatry. 2022;12(2):e1-e10. 

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